Lord Hobo (Cambridge, USA)

Termino ya de una vez, con cerca de dos meses de retraso, las reseñas de los bares que visité en Boston. El último es Lord Hobo, en el 92 de Hampshire Street, en Cambridge, a sólo unos minutos andando desde la CBC.

Este bar tiene cierto sabor a pub de barrio. Vale, también pudo ser porque estuve como a las 5 de la tarde, recién abierto, y es un sitio más de ir de noche, así que estaban solo unos pocos clientes que tenían pinta de ser habituales del antro.

El caso es que desde fuera parece que está cerrado, con un portón negro como de sala de fiestas. Dentro hay muy poca luz, se ve claro que es más un sitio de copas nocturnas que de ir a comer de día. Tiene cierto aire a bar de billares. lord hobo

Los 5 ó 6 clientes eran los típicos de bar de camioneros de película americana: pintas un poco macarrillas, camisas a cuadros, camarero con barba tipo leñador de Oregón, y en general todos mirándome de arriba abajo como un bicho raro, como cuando entra un forastero en el saloon. No fue una sensación muy acogedora…

Para más susto, uno de ellos tenía un perraco tó negro tipo pastor alemán acostado al lado de la barra con pinta de muy mal genio, como sacado de una película de miedo de serie B. Si añadimos la música country de fondo, queda el cuadro completo. No se puede negar que es un sitio con sabor.

En lo birrístico, nada menos que 40 grifos, 10 de ellos dedicados a cervezas europeas: Mikkeller, De Ranke, Andechs, Schlenkerla, y… las Guineu Riner y No Sucks, que ya había visto en el Deep Ellum, será que igual compraron el lote a pachas… Hay también 3 grifos para cask pero en esta ocasión estaban vacíos, como me pasó en Stoddard’s. Mala suerte.

lord hobo camarero

Grifos tras la barra, tras los cuales se adivina la camisa de cuadros del camarero-leñador

Inauguré la sesión con la Banner Summer Ale, de Massachusetts, definida como Rye Amber Farmhouse Ale, de 4%. Rubia muy ligera y aromática, con buen saborcito a lúpulo fresco. Refrescante, bebible, agradable, rica. Un 7.

Luego me fui a por un clásico al que tenía ganas: la Ballast Point Sculpin, una IPA californiana de 7% con un color dorado oscuro- casi tostado. Aroma potente y muy cítrico, que se corresponde con el sabor, el cual además es amargo sin agobiar y con la suficiente malta para darle un balance casi perfecto. Me pareció excelente, un ejemplo de enciclopedia de lo que es una West Coast IPA bien hecha. De 10.

Siguiendo en la zona de San Diego pedí la Stone Enjoy By 07.04.14, una Imperial IPA de 9,4%. Color tostado transparente, limpio, con buena espuma compacta. Aroma fresquísimo a galleta y lúpulo absolutamente delicioso, correspondido por el sabor, que es equilibrado pero con un largo final amargo. Sensacional, probablemente lo mejor que probé en este viaje. Le pongo un 10 como la copa de un pino.

La última fue la Lost Abbey Serpent Stout, también californiana, un petrolaco de 11% estilo belga, con espuma color café, aroma intenso a malta, café y alcohol, casi no se nota lúpulo. En boca no es tan densa como cabía esperar y se nota menos el alcohol de lo que sugiere su aroma. El sabor es muy torrefacto, lo que al primer sorbo parece excesivo pero va uno acostumbrándose según la bebe y al final gusta y deja muy buenas sensaciones. No es para tomar más de una. Le doy un 7.

Bueno, y en el viajecito no hubo tiempo para más. Que no está nada mal, conseguí ir a casi todos los sitios que tenía en el radar (me faltó el Lower Depths, una pena) y probar un buen número de birras que tenía en la “wish list”. Ahora a vivir de recuerdos y esperar la oportunidad de volver…snifff… 😦

Meadhall (Cambridge, USA)

Bastante cerca de la CBC, en la esquina de Ames Street con Broadway, también en Cambridge, está este relativamente nuevo (abrió en 2011) paraíso cervecero. Cuenta con algo más de 100 grifos, lo que le sitúa en el segundo lugar del área metropolitana de Boston tras el Sunset Grill & Tap en cuanto a variedad de cerveza de barril.

Estuvimos dos veces, una para comer y otra después de cenar con un grupo grande, y parecía un sitio diferente. La primera vez estaba medio vacío y un poco frío, con un techo muy alto, mucha luz natural (lo que se agradece) y una decoración un tanto X, ni clásica ni del todo moderna.

meadhall ext

La segunda vez había mucha más gente, luz justa para ver la birra, buena música y ambientazo (era sábado noche). Además, hacía una noche fantástica y tenían los enormes ventanales abiertos, dando la sensación de estar en una terraza. Increíble cómo cambia el tiempo en Boston de un día para otro.

El sitio tiene una original barra elíptica en mitad de la sala principal (hay otra sala más pequeña con otra barra en el piso de arriba), con todos los grifos en línea en medio de la elipse. Esto le da una gran longitud de barra y rápido acceso a todos los grifos, lo que facilita el servicio, que era francamente bueno y rápido.

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Media barra y grifos vistos desde el piso de arriba

La selección de birras, impresionante como era de esperar, con dominio de California, muchas de otras áreas de USA y bastantes belgas. Un buen detalle es que cada cerveza se sirve en su vaso, con el logo de la marca. Que seguramente da un poco igual a la hora de que la birra sepa mejor o peor, pero mola. Lo que no mola tanto es que no sirven medias pintas, así que no puede darse rienda suelta a la curiosidad y liarse a probar todo lo que uno quisiera…

meadhall board

Pizarrón con todas las birras por estilos

Hay también un enorme pizarrón estilo BBF que indica todas las cervezas disponibles en ese momento, clasificadas por estilos, y facilita la elección.

Entrando en materia, en la primera sesión que estuve aquí comencé con una Lost Nation Gose, 4,5%, de Vermont, que me sorprendió por el color rubio, la esperaba más oscura como las otras (pocas) Gose que he probado. Ligera de cuerpo, sabor ligeramente salado y sin grandes alardes. Un 6

Siguió la californiana Lagunitas New Dogtown Pale Ale, 6,2%, color dorado translúcido, muy buen aroma a lúpulo fresco, sabor muy amargo con un toque perfumado agradable. Un birrote, un 8.

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Cada birra en su vaso. Buen detalle

Cambiando de costa opté por la Dogfish Head Sixty One de Delaware, una peculiar IPA de 6,5%. Es peculiar porque lleva mosto de uva Syrah, lo que le da un toque rojizo precioso. Bastante transparente, poca espuma, aroma menos lupulado de lo que se espera de una IPA americana, y el sabor también más maltoso de lo habitual en el estilo en estos tiempos, aunque obviamente se nota bastante lúpulo. El toque vinoso que le da la uva se nota más al final. Me gustó, le doy un 7.

Otra vez vuelta para California para terminar con la Big Bear Black Stout de Bear Republic , un imperial stout de libro, 8,1%, petrolaco total muy negro, sabor muy torrefacto y sedoso en boca. Buena pero nada tremendamente especial, le pongo un 6.

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Grifos. Al otro lado de la barra hay otros tantos

La segunda vez que estuve, un par de días después, disfrutamos de una magnífica velada con un grupo de amigos después de cenar. Como podéis imaginar no me puse a tomar notas de cata y me limité a disfrutar las birras de forma más relajada.

Empencé con la Sierra Nevada Summerfest, una pilsner de 5% más que buena, de 7. Luego la buenísima Green Flash 30th Street Pale Ale, 6%, a la que pondría un 8 bien ganado. Seguí con una magnífica Great Divide Rumble Oak Aged, una IPA de 7,1% llegada de Colorado y que llega al 9 con holgura. Para terminar, la incomensurable Yeti, también de Great Divide, un Imperial Stout de 9,5% que también está de 9.

Y tras todo eso, al hotel a dormir como un campeón.

meadhall menu

Carta de cervezas. Bien estructurada, clara y sucinta. Como debe ser. Sigue por la otra cara…